Un mayor que con noventa años sigue escribiendo libros. Un inventor casi centenario que, a hoy en día, sigue ideando inventos para facilitar la vida de las personas, en este caso de otros mayores como él. Un octogenario que trabajó en una imprenta y hoy dispone de un taller a su disposición para dar rienda suelta a su creatividad. Otro mayor que ha fundado un club de senderismo. Son casos reales de personas mayores que viven en residencias de mayores ORPEA y siguen poniendo en marcha proyectos vitales y emprendedores.
El fenómeno de los emprendedores sénior representa una forma de envejecimiento activo en expansión y las residencias lo fomentan por los beneficios a la salud que este estímulo aporta a los mayores. El emprendimiento sénior va más allá del ámbito laboral. Los mayores de sesenta y cinco años a menudo emprenden proyectos personales culturales, creativos o asociativos. Estos mayores son una fuente inagotable de innovación, ya que disponen de toda la experiencia acumulada durante los años.
Quizá uno de los ejemplos más reseñables sea el de Francisco, quien vive en la residencia marbellí de ORPEA en Puente Romano. Con 95 años, ha demostrado ser un verdadero pionero en el mundo de la invención. Con una trayectoria profesional en ingeniería y mecánica, sigue creando inventos a su edad que, ahora tienen un impacto positivo en sus compañeros de residencia. Recientemente, ideó un emocionante juego de ruleta que causa furor en el resto de mayores. Francisco también ha producido recientemente una “noria” de luces, una obra luminosa de estimulación que pinta el ambiente con colores y destellos, transformando el entorno en un espectáculo visual cautivador.
“A través de estas creaciones, Francisco no solo ha brindado entretenimiento, sino que también, ha avivado la llama de la curiosidad y la inventiva en sus compañeros, demostrando que la pasión y la creatividad no tienen límites de edad. Nuestra residencia le ayuda a poner en práctica estos proyectos con espacios a su disposición, materiales y un ambiente de apoyo que fomenta la exploración y el desarrollo de nuevas ideas” explica Montaña Verdugo, psicóloga de ORPEA Puente Romano.
Otro ejemplo en el que se trata de fomentar esta vena emprendedora es el de otro Francisco, octogenario y taxista de profesión, de la residencia ORPEA Villanueva de la Cañada. En su caso, el centro le ha facilitado un espacio con sus herramientas en el que pueda realizar sus actividades de marquetería de forma relajada y sin interrupciones. Esther Payán, psicóloga en la residencia, explica que Francisco “es también fundador de un club de senderismo de la tercera edad de Valdemorillo, siempre ha tenido ese carácter proactivo a la hora de iniciar proyectos, y procuramos facilitar que continúe siendo así en esta etapa de su vida”.
En la residencia de ORPEA en Granada, el nonagenario Enrique encuentra apoyo para seguir escribiendo sus libros y otros residentes encuentran inspiración para seguir su camino. Enrique, que declara orgulloso que “ha publicado tres libros de la editorial Aliar Ediciones”, hizo su presentación en la residencia, la cual “fue todo un éxito”. Mª José Jiménez, trabajadora social de la residencia cuenta cómo, desde el centro, procuran “ceder espacios para estos proyectos, así como fomentar la creación de talleres de lectura, grupos de teatro o coros para que el resto de residentes desarrollen su creatividad”.
En la residencia ORPEA Las Rozas, Esther Braojos, terapeuta ocupacional del centro, explica que en su centro “hay 85 años el cual, tras toda una vida trabajando en una imprenta, decidió incursionar en la marquetería y la ebanistería. Este residente tiene a su disposición un espacio para poder realizar todas sus maquetas y proyectos. Otro mayor realiza poesías y, posteriormente, se las fotocopiamos para que las reparta a otros residentes y trabajadores”.
Los mayores no sólo aprovechan su experiencia de décadas de vida, también son perfectamente capaces de adquirir nuevas competencias. A través de iniciativas como talleres digitales, las residencias proporcionan oportunidades para aprender y explorar nuevas tecnologías. Un ejemplo de esto se puede observar en ORPEA Málaga, donde los mayores no solo han participado activamente en talleres digitales, sino que han emprendido un canal de TikTok. Estas iniciativas no solo demuestra su adaptabilidad y entusiasmo, sino que también, destaca cómo las residencias actúan como catalizadores para la creación y el aprendizaje continuo, empoderando a los residentes a expresarse.
Ventajas de emprender proyectos a partir de los 65 años:
“Cuando se promueven actividades de emprendimiento entre los residentes, se aprecia cómo se produce una mejor adaptación al entorno residencial, además, se genera un mayor sentimiento de pertenencia, autoestima y mejora significativa del estado de ánimo. De igual forma, estos aspectos repercuten en el aumento de la motivación para realizar otras actividades de ocio y de autocuidado, consiguiendo así el beneficio último del bienestar mental, emocional y funcional” indica Esther Payán, psicóloga en la residencia ORPEA Villanueva de la Cañada.
Los profesionales de ORPEA, referente en atención a mayores y dependientes con más de cincuenta centros en España, resaltan cinco ventajas asociadas con el acto de emprender a la edad de 65 años:
- Sentido de logro: Iniciar un nuevo negocio a esta edad puede brindar un sentido renovado de logro y propósito en la vida.
- Autorrealización: Puede ser una oportunidad de perseguir sueños postergados y cumplir metas personales.
- Estimulación mental: El desafío de emprender mantiene la mente activa y en constante aprendizaje, lo que es beneficioso para la salud mental.
- Autoconfianza: Superar los obstáculos y tener éxito en el emprendimiento puede aumentar la autoconfianza y autoestima.
- Interacción social: La interacción con clientes, proveedores y otros emprendedores ofrece una valiosa conexión social que beneficia el bienestar emocional.