Rubén Guerrero: “Es un sueño estar aquí”

El pívot malagueño Rubén Guerrero ha sido presentado este miércoles como nuevo jugador del Unicaja. El jugador, de 2,13 m y 23 años, regresa a Málaga procedente de la Universidad de Samford de la NCAA norteamericana tras firmar por lo que resta de temporada y las 2 siguientes.

Durante su presentación, Guerrero declaró sentirse “muy contento” por haber vuelto al Unicaja, Club en el que se formó antes de su salto al baloncesto estadounidense en 2013. “Me gradué hace un par de viernes; la semana pasada me enteré y me puso muy contento. Llegué el fin de semana y estoy contento de haber empezado y estar a disposición de lo que quiera el entrenador desde ya”. Tras su primer entrenamiento, Guerrero, quien lucirá el dorsal #32, afirmó que “conocía a algunos compañeros y todos me ayudaron mucho, sobre todo Alberto [Díaz]. Me sentí como en casa”. “Es un sueño de cualquier chaval de la provincia poder estar aquí. Es una alegría que cuenten conmigo. Es la ilusión de todos los chicos que están en la cantera el poder venir al Carpena a entrenar”, añadió.

Cuestionado sobre su juego, el interior detalló que en Estados Unidos “el juego es mucho más físico, más rápido. Me acostumbré a lo que me pidieron mis entrenadores, defender duro y rebotear”. “Jugar en la Liga Endesa va a ser duro; he tenido la suerte de poder llegar ahora y espero que esto me ayude de cara a la pretemporada del año que viene”, expuso Guerrero. En relación al año que estuvo sin poder competir por el cambio de la Universidad de South Florida a Samford, Guerrero apuntó lo siguiente: “Sabía que estar parado iba a ser muy duro, pero era consciente de que si tenía un buen año en Samford me ayudaría a estar en un buen sitio cuando terminara la Universidad. Pienso que eso me ha ayudado a estar aquí. No tuve dudas, pero estar un año sin competir se me hizo duro. Y cuando volví a la competición lo cogí con más ganas”.

Seis años después, Rubén Guerrero ha regresado a Málaga cambiado físicamente, un aspecto que el jugador vio necesario mejorar durante su periplo norteamericano. “Cuando llegué a Estados Unidos lo hice delgado y sabía que si no me ponía más fuerte no iba a poder jugar. Cambié físicamente para poder pensar en jugar contra gente fuerte, no tener reparos en ello y creo que lo conseguí”. Ahora, el jugador solo piensa en jugar en el Carpena, “lo que sería un sueño que espero que se haga realidad algún día. Entré por los pasillos de aficionado, pidiendo autógrafos a jugadores que eran mis ídolos y ahora lo hago como jugador, es algo especial. He recibido muchos mensajes de amigos y compañeros de equipos por los que he pasado. Todos están muy felices porque haya vuelto a casa y pueda tener esta oportunidad”.